viernes, 20 de enero de 2012

TRIOS I La aparición

REFLEXIÓN I

Hoy hemos hecho el amor largamente y, como tantas veces, también hemos follado hasta más allá del agotamiento. Sabía que iba a suceder. Lo he sabido al sentir el golpeteo de la lluvia en el tejado. Lo he sabido cuando he visto a Gloria entrar, calada hasta lo más profundo de su ser, con esa larga melena pelirroja que le llega a la cintura cayendo húmeda y pegándose a su cuerpo de gata. Lo he sentido en sus labios húmedos al besarme y cuando, tras la ducha de calor, como a ella le gusta, se ha acercado, casi flotando hasta mi, para pedirme que le cepillara el pelo; sempiterno preámbulo de lo inevitable o de lo que no se desea evitar.

Hemos follado si, apasionada y desesperadamente, como cada vez que lo hacemos, como si ese fuera el último día o el primero; pero esta vez no estábamos solos.

A pesar de que normalmente nos gusta hacerlo con luz, ya sea de día o con la luz encendida o entre velas,…, a pesar de la ausencia de las sombras de la noche, nuestro acto ha debido parecer a alguno como una invocación y nuestros gemidos las palabras del conjuro de un ritual que llama a los fantasmas a participar de la ofrenda.

Allí estaba el, sin un rostro definido pero con la clara masculinidad de un hombre ideal, primero en nuestros labios y mentes y luego acariciándola y penetrándola de una forma salvaje y omnipresente. A ratos era yo quien se apretaba firmemente contra sus nalgas abrazando y acariciando su cuerpo atlético y a ratos era el quien hacía romper en sollozos y gemidos el alma de Gloria mientras yo contemplaba estremecido su placer recorriendo suavemente sus labios con mis dedos en una caricia furtiva y cómplice.

Hemos estado follando casi cuarenta y ocho horas seguidas, con los únicos descansos que la naturaleza exige,…,  y el no se ha ido.


En la cena hemos hablado:


-    Quizás un trió con un hombre o una mujer nos permita inicialmente una mayor complicidad entre nosotros, algo más cercano a lo que buscamos y que nos permita participar más el uno del otro, ¿no crees amor?

-    Es posible

Seguimos con la cena; el ya no estaba; es lo que tienen los fantasmas.

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