viernes, 20 de enero de 2012

MOTIVOS CONFUSOS (Reflexión VII)

Motivos  Confusos

Últimamente hemos conocido  a varias parejas que desean comenzar en este ambiente. No es la primera vez, suele ocurrir a menudo, tanto con parejas jóvenes, como no tan jóvenes. Quizás nuestras edades nos hagan fáciles a este tipo de encuentros al reunir cierta juventud, cierta madurez y cierta experiencia.

En cualquier caso nunca nos planteamos estos primeros encuentros sino como un conocer y escuchar, hablar y comunicarse. Es increíble lo a gusto que puedes sentirte simplemente con una buena tertulia en que se habla libremente de lo que piensas y sientes en terrenos tan limitados en las conversaciones habituales.

Es a los postres, relajadamente, cuando se suele entrar en la materia que nos convoca y en ellos efectivamente estábamos tres parejas la otra noche, La anfitriona, otra pareja amiga que era la que nos presentaba, y nosotros.

De forma velada, en el transcurso de la cena, dejaron ver que todavía no habían dado el paso en este mundo y que aún se planteaban dudas, esos cientos de dudas que embargan a veces la libertad y cuya no resolución es como dar un gran salto al vacío y que suelen tener las mismas consecuencias.

No son las dudas de como o con quien…, son las dudas del por qué y de la motivación común.

En el caso que nos ocupa, uno de tantos en que se pueden plantear estos interrogantes, tras muchos años de matrimonio en los que él había sacado la conclusión de que su mujer nunca había llegado a disfrutar con su relación, a lo que ella opinaba , medio callada, lo contrario, situación y sentimiento que  habían justificado algún engaño por ambas partes, habían hablado de como recuperar su maltrecha relación y se les había ocurrido que este podía ser un buen camino, ya que para engañarse, ¿no sería mejor  hacerlo juntos?.

Una cierta dulzura de cariño y de rescoldos flotaba en el ambiente de la pareja,…., tras una densa cortina de veladas amarguras.

Quien pretende abordar este mundo en un intento de solucionar los desencuentros que el tiempo provoca en una larga relación, es como el náufrago que creyendo ver una vela se agarra desesperadamente a la aleta de un tiburón blanco.

La conversación no obstante, siempre alivia y aclara y pone nuestras reflexiones y convicciones a prueba y algo debió despertar en ellos….. Lo sabremos quizás en Halloween.

No hay comentarios:

Publicar un comentario