Evolución I
Sólo es tras algún tiempo cuando comienzas realmente a entender y disfrutar plenamente de este mundo.
No es fácil compartir,...
Y frente al deseo y la atracción de las fantasías imaginadas en nuestra alcoba juntos, se esconde siempre la realidad de los actos.
Por el camino te vas desprendiendo , sin embargo, de los temores y miedos que supone enfrentarse a la realidad de compartir.
A menudo, volviendo la vista atrás, recuerdo algunos momentos muy semejantes a esa clásica escena del teatro y el cine de comedia en la que alguien , al ir a hacer un importante donativo a alguna entidad o asociación, sostiene el cheque en su mano, aferrándolo fuertemente, mientras la otra mano intenta hacerse con el forcejeando hasta verse obligada a arrancarselo, mientras la cámara flirtea hasta enfocar en primer plano una cómica expresión de avaricia contenida en el rostro del donante.
Frecuentemente, nuestra condición humana, nos hace desear cosas para las que no estamos preparados y solo nuestra voluntad podrá hacer que ese deseo, con la experiencia, se perfeccione en una realidad.
En nuestras primeras experiencias, como ya hemos contado anteriormente, fue a mi a quién más le costó asimilar la realidad deseada mientras que Gloria, intentaba convencerme de que cuando yo por fin me sintiese tentado a participar con la otra mujer de la pareja, a ella no le ocurriría lo mismo. Más la naturaleza es humana para ambos y , cuando al fin llegó ese momento, pude contemplar en su rostro la misma expresión del donante que yo había ya superado y sentir en su piel las mismas dudas que a mi me sobre vinieran.
Supongo que en el caso de los chicos y chicas solas la evolución es , en cierta medida, diferente ya que , en su caso , se dan en un compartir más no comparten en un dar y lo realmente confuso en un principio estriba, precisamente, en la dificultad de dar al otro y de sentir su entrega y su disfrute como parte esencial del tuyo propio en ese instante.
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